Amor, te extraño y fantaseo a solas
evocando e invocando tu memoria
como presencia revivida en mi ser
-una vez y otra y otra...- indómito
si no se hubiese rendido ya a la gloria
de tu boca rebosante del placer
más cálido, audaz, cómplice y erótico.
Hoy eres el cobijo que me resguarda
de este frío y su áspera entropía
con un calor tan suave e insólito
que me envuelves toda desde dentro
convirtiendo en materia la utopía
de sentirme morir y vivir y sin aliento:
Muerta porque agonizo entre pasiones,
a la orilla del mar de tu alegría.
Viva porque resucito en tus brazos
libertarios de mis oscuras prisiones.
Exhausta sólo el momento expirado
en un suspiro que, enamorado, aguarda
para abrasarme de nuevo en tus labios.
DownTown
jueves, 31 de enero de 2013
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