lunes, 15 de abril de 2013

Respiro la niebla blanda y opaca
que inunda este bello paraje
y disfruto enfrentando cada instantánea
desde mi libertad.
Un bello quetzal me acompaña
sin intromisión ni juicio,
sólo comparte entregado y alegre
mi alma rota y mi carne dolorida
y me cuida generosamente
colmando de felicidad
cada paso que doy.

He aquí mi cuerpo maltrecho
ansioso de vida bebiéndose
tu cariñosa forma de amar:
cada caricia dibuja un descanso,
un alivio gozoso,
un placer sorprendente
que altera mi percepción
hasta desvanecer el dolor tenaz
en corrientes de dulce cuidado
que me inundan fulminando
la diferencia de potencial
sabiamente establecida por tu alas
entre mi piel y la base de mi cráneo.


 Quiero volar contigo, amor,
sin más techo que el firmamento,
sabio chamán embriagador,
envuélveme en tu viento
y respírame al gemir.

DownTown 
 
 

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