Me enredo en los rizos de tu pelo
y voy derrapando en cada curva
mientras crece el vértigo excitante
de saber que me esperan tus brazos
cuando termine su recorrido.
Ávalon existe en su cálido refugio
y me abandono inerme y a salvo,
al despojarme de la prudencia
del dolor,
del mundo,
del tiempo,
para embriagarme de tu esencia,
y así poder, confiada,
tan libre,
tan amada,
tan feliz,
ser la expresión certera que te pronuncia
en un grito silencioso
que se emociona
al desbordarse de amor sobre tu piel.
DownTown
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