Química y alquímicamente tejes la red
de bramantes invisibles como axones
que conectas conmigo, sináptico y sagaz,
más allá de la percepción esperable.
Puedo verte con mis ojos cerrados
cuando escucho las brillantes melodías
que compones al desdibujar, entre olas,
los límites trigonométricos aceptados.
En el mar del tacto esta piel de sirena
identifica el dulce epitelio del tritón,
transparente y delicado, como el agua
que nos envuelve a los seres obscuros.
Respiro el almizcle de tu aliento sobre mí
bañándome en su perfume embriagador
mientras desfallezco extenuada de placer
sobre el lecho apacible que nos convoca.
DownTown
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